martes, 7 de diciembre de 2010

RETRATO DE MI MADRE

Era mi madre una mujer muy guapa, de contextura regular, ni muy gruesa ni muy delgada. Su tez morena, casi bronceada por  el sol no reflejaba muchas arrugas, así que fácilmente podría reducírsele por el sol no reflejaba muchas arrugas, así que fácilmente podría reducírsele la edad. Su cabello ondulado, medio teñido dejaba vislumbrar pequeños rayos de luna, aceptables por su edad.

Poseía una nariz de gran belleza natural que hacía rememorar a las antiguas imágenes egipcias y hasta a algunas bellezas griegas, gracias a un encanto natural que había cultivado durante toda su vida. Sus cejas naturales, dibujadas bellamente sobre unos hermosos ojos grandes color caramelo con los cuales, si le clavaba la mirada a alguien, podía significar algo más que una llamada de atención o que, si se decía algo se cumplía; enmarcaban de hermosa manera a un personaje que a pesar de todos los problemas, que se presentaban en el día a día, marcaría con fuerza nuestras vidas, hasta lograr convertirnos en grandes profesionales.

Tenía un carácter sencillo, maduro y sólido en valores. Solía mantenerse pensativa y seria durante los interminables chistes que pronunciaban los demás y de los cuales nunca entendía por no tener tan desarrollado el sentido del humor. Por eso, había que explicarle al detalle la parte graciosa de ellos, lo que nos agradecía con una bella sonrisa que le iluminaba el alma a cualquiera.
AUTORA: PROFESORA MAYITA ESPICHAN  AULA 3A

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