sábado, 11 de diciembre de 2010

LA PERSEVERANCIA DE RUTH

 Ruth era una niña de 12 años de edad,
 muy buena y aplicada.   Era hermana
 menor de Julia, una gran monja del
convento “Nuestra Señora de la
 Caridad” que a la vez era su maestra.
 Pero no aprendía las lecciones….a
veces se las leía tres a cuatro veces
 y parecía que las sabía, luego iba
 donde su hermana Julia y se quedaba muda, no se acordaba de nada.
¿Qué debo hacer? , ¿Seguir estudiando? , ¿Para qué? , si no aprovecho nada…
se decía así misma.
 ¡Qué afligida andaba Ruth!: No jugaba, no reía y casi no dormía pensando en sus lecciones, en que ella no podía aprenderlas.  Y al día siguiente, vuelta a estudiar y ser castigada por no saber nada.   En fin Ruth resolvió no seguir estudiando y decide escaparse de la escuela.    Salió a la calle desesperada y le parecía que todas la miraban y la seguían, no estaba tranquila, el corazón golpeaba su pecho.  Siguió caminando sin rumbo y al encontrarse fuera de la ciudad se sentó al lado de un pozo, para descansar, pensar y llorar.




Pasó así un largo rato, cuando de pronto
escuchó pasos detrás de ella: era una
 buena mujer  de edad avanzada que
venía a sacar agua del pozo.   Pensó
echar a correr, pero la abuelita le habló
con cariño, dándole seguridad,
confianza, y entabló con ella este diálogo:
-       ¿Qué hace aquí la estudiante?
-       ¿Oh! No se…yo… ¡nada!
-       ¿Será  hoy día de asueto?
-       ¡Oh no!,   pero es que yo…
-       Te veo  con cara de buena  niña, no puedo creer que tú seas desaplicada.
Ruth se echó a llorar desconsoladamente y la abuelita siguió hablándole:
     - Seguramente te han castigado, no es cierto?
     - ¡Oh sí!, ¡no!... es decir, sí….no
     - ¡Seguramente te has desalentado y no quieres  seguir estudiando! Dime, ¿Quién es tu maestra?
     - Julia.
     - ¿La directora del convento?  ¿Eres tú su hermana Ruth?

     - Sí.


    - ¡Dios bendito! ¿Y ha de haber tanta diferencia entre dos hermanas? Ven aquí Ruth, acércate más al borde de este pozo… así, mira esta piedra: ¿Ves ese hoyo profundo qué tiene en el medio?  ¡Creerás que lo hizo un labrador? ¡No!, lo hizo el agua, que es tan mansa y blanda ha podido cavar la dura piedra.   Y  la constancia, la buena voluntad… ¿No podrán ablandar tu inteligencia juvenil? ¿Qué dices Ruth?
 La niña secó sus lágrimas, se quedó
un momento pensativa y mirando a la
abuelita dijo con seguridad:
    - ¡Sí yo podré!
Y sin decir más, Ruth regresó a la
escuela, se puso a estudiar con
entusiasmo… ¡Oh! maravilla al cabo
de pocas semanas de esfuerzo, se
 obtuvo ya resultados, se aprendía las lecciones con facilidad. Siguió estudiando y en poco tiempo aprendió el idioma inglés.   Años más tarde, cuando su hermana  se  enfermó  ella  asumió la dirección del convento, fue la mejor de su época.

AUTORA: PROFESORA RUTH PAREDES FLORES - AULA INTEGRADA 10

EL GRAN SUEÑO

Eduardo, el hijo de Doña Peta,  conducía su automóvil que con tanto esfuerzo había logrado adquirirlo en una oferta de ocasión.  Él iba por la amplia carretera, muy tranquilo, mientras pensaba, cómo sería el día en que le daría el sí a su novia, allí en el altar, ante Dios, testigo de su amor guardado durante cinco años.
                                                                                 
En su imaginación planificaba su vida ¿Cómo sería? Pues vivir en un departamento pequeño. acogedor, rodeado de dos pequeños niños, riendo, jugando, leyéndoles un cuento antes de dormir, celebrando su bodas de plata, en pocas palabras, disfrutando de una  gran  felicidad, con problemas ¡sí!  Pero con ayuda de ella, de su querida  Pilar, lograría superarlas.

Tanto la quería; que todo le parecía tan fácil de lograr. Cuando de pronto, iba tan envuelto en su imaginación, que no se dio cuenta que salió de la autopista y fue a dar en un país lejano   del cual no pudo volver. La noticia llegó a su  amada  quién al enterarse cayó en depresión y el gran día nunca llegó. A veces se pregunta ¿Qué sucedió con el amor de mi vida?

AUTORA: PROFESORA LUCY CÀCERES CONTRERAS


MI MOCITA

Es realmente increíble,  sentir palpitar mi corazón cuando recuerdo a un ser como ella, sobre todo, tener la necesidad de escribir, de expresarlo, de comentarlo. Quizás suene cursi o ridículo pero Mocita acompañó mis travesuras de adolescente y de juventud; paraba sus pequeñas orejitas cuando le contaba mis secretos de amor, y esos ojitos de caramelo que los movía de aquí para allá como si tratara de responder a mis interrogantes ¿gracioso verdad?
En cuanto a sus alimentos era muy exquisita, no le gustaba la cebolla, ni la comida de la mañana y sabía que siempre traía un regalo para ella, metía su hocico dentro de mi cartera para buscar su galleta, lo sacaba y me lo ponía en el regazo para que lo abra. Era muy juguetona, a lo largo de los años no perdió la costumbre de perseguir su cola girando y girando hasta cansarse, eran momentos de risas en la casa, a pesar de sus doce años a mi lado nunca demostró vejez, guardaba sus juguetes preferidos, en su rincón preferido. Como guardiana; no era buena, definitivamente, era muy amistosa.
 No supe de soledad mientras estuvo a mi lado, ella buscaba mi compañía por toda la casa y donde me encontraba se adueñaba de mi costado, suspiraba como si tuviera a su ángel de la guarda y plácidamente dejaba caer su pequeño cuerpo a mis pies, se enrollaba en su pelaje blanco cual hilos de plata con su manchitas doradas, parecía un lindo cojín. Sé que mi perrita también sentía mucho amor por mí,  no es broma, me los decía moviendo su cola tan larga, blanca como los rayos de luz que adornaba su lomo,  recuerdo que dormía en la puerta hasta la hora que yo llegase y nadie lograba moverla de ahí; solo yo; porque, aunque lo tenía prohibido por mi madre ella dormía conmigo. Sí, subía a mi cama de pie juntilla calculando que todos estuvieran dormidos y muy sigilosamente se escurría dentro de las sabanas, suspiraba y dormía; no sé cómo no se asfixiaba, era mi engreída.
Algunas veces tuve la sensación que dentro de ella habitaba un ser humano, quizás una niña, que buscaba amor y sabia dar amor, a pesar de los años que han transcurrido en mi casa nadie la olvida.

AUTORA: PROFESORA ROSA DIAZ TINCO

MANCHITA

            Manchita, es muy graciosa, bonita y juguetona; su pelo es de color blanco con una mancha negra por eso su nombre “Manchita”. Es de tamaño mediano, de nariz respingada, y de un porte elegante,  cuando le dicen  que dé un beso a alguien ella salta, salta muy alto y ¡saz! da un beso. Pero lo más curioso es que es una excelente cazadora, sí, es una experta en cazar ratones aunque no lo crean.
            Es la más bonita de todas, como Manchita es traviesa,  mi pequeña Shakira se pone celosa cuando alguien se le acerca  para acariciarla (Shakira es mi otra mascotita); empieza a molestarla, a morderle las patas porque no alcanza más ya que es muy pequeñita. Nosotros en casa las queremos mucho y las engreímos a las dos.
            Pero cuando  llega Chumpijosh (un perro peruano), la mascota de mi hijo, al ver esta escena la acaricia y juega con ella, como si supiera que ella se siente triste. Parece que le dijera:
_ ¡No llores bonita!, aquí te quieren mucho; además eres muy especial.
 _ ¡Claro que sí parece pensar Chumi! que es gran amigo de las dos. Manchita nuevamente sacude su pelaje y brinca, brinca. Qué maravilla Manchita salta y salta muy alto como un canguro
AUTORA: PROFESORA MIRIAN AGUIRRE - AULA 3A PRONAFCAP

UN DIA INOCENTE - TEXTO NARRATIVO

Eran las cuatro y treinta de la tarde cuando Inés empezó contando, decidí terminar esta relación amorosa de veinte años de matrimonio, cuando lo hice sentí que todo se aclaraba en mi vida, comprendí el porqué no era feliz con el padre de mis hijos, el porqué no gritaba o gemía en la cama cuando hacía el amor con el mismo hombre durante veinte años; ¿Era yo el problema? me preguntaba  muchas veces cuando veía  dormir a mi lado  a mi hombre durante muchos años.
Entonces, fue cuando pensé y decidí terminar lo que nunca jamás debió empezar, y lo llame _ Alberto, Alberto, ven por favor y como siempre, él bien atento y obediente, dijo _que pasa mi amor, que te ocurre, por que gritas_ fue cuando respiró y llorando  le dije, pido perdón por esto, pero, ya no puedo más, ¡No te amo! Creo que lo nuestro fue una mentira, jamás debimos casarnos, lo siento, pero, no te amo, haría lo imposible para que no sufras, pero es la verdad. No   sigas, amor mío, dijo, el buen hombre, en ese instante los ojos de Alberto se llenaron de lágrimas, suspiro y dijo, -solo recuerda que te amo y que siempre te fui fiel desde el momento que te vi - y sin decir más cayó de rodillas y dándole el último beso en sus piernas de su amada, cerró los ojos, su corazón no pudo resistir  tal engaño  y de un infarto murió. ¡No! grito Inés ¡No!, es una broma, una maldita broma, una broma por el día de los inocentes, decía llorando sin dejar de gritar maldito día, día de los inocentes, pero todo era ya en vano su amado dejo de existir.
Todas las chicas con lágrimas en los ojos, decían, que más, que más, sigue, Inés, sigue, no pares ahora, bueno, hoy esa mujer tiene cuarenta y dos años y vive sola, narrando su historia en el día de los inocentes a cada persona que le preste atención como ustedes. Todas  suspiraron y tomando un café dijeron, bueno, nos vemos mañana a la misma hora y luego elegimos cual fue el mejor cuento. Se despidieron, diciendo, hasta otro día Inés. Es así como se entretenían estas mujeres todas las tardes después de un arduo trabajo.        

AUTORA: PROFESORA EUNICE VILLEGAS

                     

UN GESTO DE CARIDAD - TEXTO NARRATIVO



Juanito, salió muy temprano aquella mañana. Llegó a la escuela y escucho sus clases como cualquier día. Ese día la maestra habló de la caridad y eso lo conmovió profundamente, no cabía duda, algo estaba sucediendo en su corazón.
Faltaba poco para llegar a su casa. De pronto observó a un pobre anciano sentado en la vereda,                   con el rostro pálido y una mirada que trasmitía tristeza. Pensó, pobre anciano, quizás no tiene familia. Quería comprar una golosina, le había ido bien en la escuela, así es que se lo merecía. Sin embargo,  quedo fijo en su pensamiento aquel anciano .De seguro tendría hambre. ¡Qué conflicto!
Entonces recordó las palabras de su maestra. Ni pensarlo más  ingreso a una tienda compro una bebida y galletas. No era mucho pero seguro era bien recibido. Así fue, al entregarle lo que había comprado observo una mirada de agradecimiento y al retirarse  sintió una mano temblorosa que agarraba su pierna al volver su mirada atrás escuchó de los labios del anciano unas palabras  que le decían “Gracias”. Lo cual retumbo en sus oídos ¡Qué feliz se sintió! Y  es que aprendió que la caridad puede llenar de gozo su corazón.







PROFESORA: ROSA MARIA MORALES VILLARREAL
Pronafcap Aula : 3 A

martes, 7 de diciembre de 2010

RETRATO DE MI MADRE

Era mi madre una mujer muy guapa, de contextura regular, ni muy gruesa ni muy delgada. Su tez morena, casi bronceada por  el sol no reflejaba muchas arrugas, así que fácilmente podría reducírsele por el sol no reflejaba muchas arrugas, así que fácilmente podría reducírsele la edad. Su cabello ondulado, medio teñido dejaba vislumbrar pequeños rayos de luna, aceptables por su edad.

Poseía una nariz de gran belleza natural que hacía rememorar a las antiguas imágenes egipcias y hasta a algunas bellezas griegas, gracias a un encanto natural que había cultivado durante toda su vida. Sus cejas naturales, dibujadas bellamente sobre unos hermosos ojos grandes color caramelo con los cuales, si le clavaba la mirada a alguien, podía significar algo más que una llamada de atención o que, si se decía algo se cumplía; enmarcaban de hermosa manera a un personaje que a pesar de todos los problemas, que se presentaban en el día a día, marcaría con fuerza nuestras vidas, hasta lograr convertirnos en grandes profesionales.

Tenía un carácter sencillo, maduro y sólido en valores. Solía mantenerse pensativa y seria durante los interminables chistes que pronunciaban los demás y de los cuales nunca entendía por no tener tan desarrollado el sentido del humor. Por eso, había que explicarle al detalle la parte graciosa de ellos, lo que nos agradecía con una bella sonrisa que le iluminaba el alma a cualquiera.
AUTORA: PROFESORA MAYITA ESPICHAN  AULA 3A